lunes, 21 de diciembre de 2015

Entrevista a Amadeo Vázquez Cuevas. 91 años.

El viernes 4 de diciembre he hecho la entrevista a Amadeo Vázquez Cuevas de 91 años de edad y natural de Santa María del Páramo.
Realizada por Pilar Domínguez. 


¿Cómo fue tu infancia?
Mi infancia fue buena, porque procedo de una familia no rica pero si acomodada y teníamos lo suficiente. No tuvimos las cosas que tenía la gente adinerada, pero no nos faltó de nada.
¿A qué jugabas?
Jugaba a hacer formas con barro y hacía coches con latas de sardinas. Les ataba una cuerda y tiraba de ellas. También hacia espadas de madera y jugaba a mosqueteros. Además, fui de los primeros en jugar al fútbol con un balón.
Cuenta una anécdota divertida de tu niñez.
Por aquel entonces estaban de moda unas películas francesas de espadachines que pasaban en el bar del pueblo. Un día jugando a luchar con los amigos, me caí en una zanja y me puse perdido de barro. Cuando llegué a casa y me vio mi madre, me dio unos buenos azotes.
¿Cómo era la vida cuando eras joven?
Difícil. Yo perdí a mi madre cuando tenía 19 años y tuve que hacerme cargo de mis hermanos y ponerme a trabajar para mantener el capital de mis padres. Por eso, toda mi vida he sido labrador.
¿Alguna persona importante en tu juventud?
Mi maestro, Don Benito. Con él aprendí todo lo que se podía aprender entonces y, a los 12 años me dijo que ya no podía enseñarme más. Pero como todavía mi padre no me necesitaba para trabajar, yo me quedé en la escuela como ayudante. Había 125 niños y yo enseñaba la lección a los más retrasados.
Ese hombre fue muy importante para mí, porque me dejó libros, mapas, revistas… que apenas se conocían y me convirtió en un alumno aventajado.
 ¿Qué oficios antiguos recuerdas?
Conocí muchos oficios. Ten en cuenta que en 1929 en este pueblo ya había unos 1200 habitantes. Yo conocí algunos como: albañil, barbero, carbonero, carpintero, cerero, comadrona, cordonero, curtidor, chocolatero, gasiosero, guardicionero, herrero, lechero, modista, tonelero, tejedor, sastre, pintor, veterinario, vinatero y zapatero.
Además había otros muchos servicios como: abacería,alpargatería, almacén de abonos, cereales y patatas, tienda de aguardientes, barbería, taller de carros, una corresponsalía de periódicos, ebanistería, estanco, tienda de explosivos, tienda de electricidad, farmacia, ferretería, surtidor de gasolina, fresquería, frutería, herrería, juguetería, funeraria, lechería, mercería, tienda de lanas, sastrería, fábrica de harinas y de curtidos, panadería, varias fondas, tabernas, cafeterías y un salón de baile, fábrica de tejas y ladrillos, tienda de loza y porcelana, mueblería, tocinería y zapatería.
Un consejo para los jóvenes de hoy.
Que se esfuercen por tener una buena formación. Sólo con el conocimiento se puede distinguir lo verdaderamente importante y es lo que les puede ayudar a llevar una vida digna.
¿Viviste alguna de estas tradiciones?
Filandón. Si. Se celebraba en casa de mi madre. Allí iban las vecinas e hilaban y luego hacían calcetines, chaquetas o jerséis que después se teñían. Y mientras tanto yo les leía una novela.
Ramo de Navidad. Si. Era una estructura de madera de forma triangular que se adornaba con cintas y flores. Lo solían portar las mujeres en la Iglesia el día de Navidad cantando villancicos.
Aguinaldos. Si. Había costumbre de ir por casa de los tíos o el padrino a pedir el día de Reyes. Te daban unas avellanas, una naranja y ocho o diez perras gordas.
Concejos. No, aquí no. Eso se hacía en pueblos más pequeños. Aquí siempre hubo Ayuntamiento con alcalde, concejales y secretario.
Matanza del gocho. Si. Se reunían todos los familiares en casa y matábamos una vaca y cuatro cerdos. Había que tener carne para todo el año. Luego se celebraba una gran fiesta.
Antruejos. Si, los conocí, pero yo en eso no participaba, porque nunca me gustó.
Bailes. Si. Había uno de invierno que se hacía en la Plaza Mayor. Los mozos contrataban a los tamborileros y se bailaban jotas, pasodobles y de todo. En el verano, el baile se hacía en la zona ajardinada de los depósitos y se bebía” fru-champán”. Una bebida casera que el señor Miguel fabricaba.
Si comparamos el pasado con el presente, ¿en qué hemos avanzado y en qué hemos retrocedido?
Hemos avanzado en estudios y eso nos ha hecho más capaces para desenvolvernos y no dejarnos mandar por el que más tiene. Y hemos retrocedido en humanidad. Ahora somos menos caritativos que antes y nos ayudamos menos los unos a los otros.
¿Cómo te relacionas con los ordenadores, móviles, Internet…?
Mal. A mí las nuevas tecnologías me pillaron ya mayor y no he puesto ningún interés en ellas.
Viendo lo rápido que se desarrolla toda la tecnología, ¿cómo te imaginas la vida dentro de 50 años?
Llena de locos.
Si hubiese tenido oportunidad, ¿qué te hubiese gustado ser?
Lo más alto: médico, ingeniero, arquitecto…, porque yo valía para estudiar, siempre he tenido buena cabeza.
¿Cuál ha sido su máxima en la vida?
La fuerza de voluntad. Con eso se consigue todo lo que uno se propone.
 

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